A propósito del caso Tronwell. Una mirada a la enseñanza de la lengua inglesa en Chile.
Dentro de nuestro paradigma social, vemos como la educación es constantemente criticada desde sus cimientos hasta su misma aplicación, pasando por el curriculum que se enseña hasta el lugar físico donde se intenta entregar el proceso final educacional. Evidentemente todas estas aristas, por más que sean justificadas o no, no son el propósito de esta columna, más bien tienen directa relación con la forma en que afrontamos y bajo qué óptica vemos a nuestra educación.
Particularmente hablaré de la pedagogía en el inglés, desde la escuela hasta su aplicación como herramienta profesional. Resulta interesante ver como la lengua inglesa con el tiempo se ha vuelto realmente un “plus” para nuestros currículos u hojas de vidas. Bajo esta perspectiva, considero que se desperdicia la enseñanza en la escuela de éste lenguaje. Evidente resulta el hecho de que innumerables factores como los que mencioné al principio, atentan contra la buena entrega de los conocimientos que el profesor de inglés intenta darle a sus alumnos. Realicemos un ejercicio crítico: ¿Qué realmente de inglés se enseña en nuestras escuelas? Puedo dar fe de como ciertos académicos de universidades donde se enseña inglés, se burlan muchas veces de dichos contenidos, argumentando que siempre son los mismos durante toda la carrera estudiantil, que no se ahondan y que son muy básicos, etc. Sin embargo, he visto una pequeña evolución cada vez más latente, no solo en la educación dentro del aula colegial sino también en el aula de las universidades. Se está optando por un eje más “práctico” un eje de “competencias” un eje de “utilitarismo” o mejor dicho una mirada aún más mercantilista del proceso educativo.
Existió un cambio curricular en la UCSH donde, entre otros cambios, se acortó la carrera en un año y las evaluaciones fueron ajustadas para que tuvieran total orden entre los 3 grandes focos de la educación como lo son la gramática, la fonética y la cultura. Las evaluaciones son del tipo “role-playing” o juegos de rol, en donde dos estudiantes actúan frente a los tres profesores de dichos cursos, aplicando exitosamente los contenidos que ellos les entregaron y haciéndolos coincidir.
¿Cuál es el contenido de los role-playing? Algunos van desde vender un producto hasta presentarse ante el director de una escuela. Está de más agregar que estamos hablando de una carrera universitaria que entrega el grado de profesor de la lengua inglesa. Soy testigo, a mi juicio, de cómo la enseñanza del inglés se está desvirtuando, ya no es aprender una nueva lengua con un fin educacional, hoy en día es aprenderlo para vender o para conseguir trabajo. Y estamos hablando de instituciones educativas cuyo fin es formar profesionales que luego formarán a nuevas generaciones de profesionales en dichas escuelas. ¿Hubo un cambio explícito dentro del curriculum del ramo Inglés para las escuelas? A mí juicio no, es solo la forma en cómo la maquina maquiavélica del sistema requiere que se usen las mismas cosas que se enseñan en las escuelas como el verbo to be, los colores o gramática. Ya no es con un fin meramente comunicacional, ahora es un fin utilitario mercantilista, para que cuando dentro de nuestra economía se hable de “lobby” podamos manejar dichos términos financieros y políticos.
¿Por qué a propósito del Instituto Tronwell? Porque se acusa que la anterior firma que manejaba la sociedad educacional, planeó la quiebra para minimizar los costos asociados al pago de cotizaciones en las AFP y en las Isapres de sus trabajadores. Una vez más demostrando que la educación del inglés, en este caso meramente mercantilista, está en manos de grupos de empresarios.
El Curriculum y la administración de todos los rincones de la enseñanza en Chile pertenecen al capitalismo y frente a esta realidad debemos desarrollar la capacidad como estructura social, de luchar por una educación justa, al servicio del país y no de los grandes intereses económicos.
Roberto Miranda Osorio
Colaborador de www.paisproactivo.cl
El autor de esta columna de opinión se encuentra cursando el cuarto año de la carrera de Pedagogía en Inglés, en la Universidad Católica Silva Henríquez.
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